En este trabajo nos proponemos dar una pequeña introducción a la grandeza simbólica y mística de los misterios de Isis en el antiguo Egipto, que guarda una estrecha relación con la Masonería Universal y par esto compartiremos extractos de la obra de nuestro Ilustre y Poderoso Hermano Juan L. Paliza:
Damos ahora un breve resumen de los Misterios de Isis, iniciación en el templo de Ammon, de la cual nuestra iniciación masónica no es sino un recuerdo simbólico.
Hacia la XV dinastía egipcia, a causa de la invasión de los pastores, los sabios de aquel país establecieron los grandes misterios para ocultar la ciencia hermética a los profanos, reservando la iniciación para aquellos que juzgaban dignos.
Antes de abordar los misterios, el candidato debía de dar pruebas de ser valeroso. Había pruebas físicas que consistían en atravesar subterráneos obscuros, el fuego, torrentes, y en sobreponerse al vértigo, suspendido de las 29manos el recipiendario y recibiendo fuertes corrientes de agua. Estas iniciaciones según Christian tenían lugar en las pirámides; pero según los arqueólogos modernos, se verificaban en las criptas de los templos. En estas iniciaciones el aprendiz llegaba a ser un myste y después un epopte.
Conviene precisar que Myste era el equivalente antiguo al Grado de Compañero y Epopte lo era al Grado de Maestro Masón que en nuestra época laboramos de forma simbólica.
Se dividía la iniciación en cuatro partes.
1ª. El bautismo.
2ª. La muerte y el renacimiento.
3ª. El decenso a los inferiores.
4ª. La transfiguración en sol.
Previamente a su iniciación, se sometía el candidato a un período de ayuno y de meditación, en una celda, de la cual no podía salir hasta haber tenido su primera visión, y esta espera podría prolongarse hasta por unos diez o doce años. En efecto, toda iniciación que no es controlada por una ceremonia astral, no es sino pompa y vanidad terrestre. No es difícil comprender cómo, bajo la influencia de la plegaria, la soledad y el ayuno, el sistema nervioso del candidato se alteraba, haciéndose apto para esta revelación del plano astral.
Cuando el candidato ya había visto la diosa, ya podía formar parte del santo cortejo de recipiendarios, que conducidos por el Gran Sacerdote eran bautizados en el torrente de la cripta del templo, y esta purificación simbólica de un cuerpo físico por el agua procedía a la purificación de su astral. Se tornaba en un hombre nuevo y empezaba a vivir su vida real.
Después de la purificación por este bautismo físico, el recipiendario era conducido al templo, donde se prosternaba ante la diosa. Ahí se le comunicaban las palabras de pase del primer grado de la iniciación, y se le advertía que estas palabras abrían tanto las puertas del templo invisible, como las del visible.
(Hemos aclarado en muchas ocasiones a nuestros Hermanos Aprendices que, en el Reaya, el Grado de Aprendiz de Masón no posee palabra de paz, lo que contrasta con los antiguos misterios de Isis, pero que tiene justificación en otros grandes misterios como los de Eleusis, Osiris y Dionisio).
Cuando el myste (era el nombre que tomaba el recipiendario a partir de ese desdoblamiento astral), había percibido este gran misterio, era presentado al pueblo, con gran regocijo de todos, y se tornaba en sol viviente sobre la tierra.
El Faraón mismo sufría estas pruebas, y no se tornaba en Osiris redivivo sino después de todas estas ceremonias.
Se dice que los iniciados en los misterios de Isis franquean el terreno de las fuerzas astrales figurado en todas las iniciaciones por la serpiente.
De vuelta a la tierra, esta comprensión de los misterios zodiacales era simbolizada por las vestiduras de la iniciación, de colores diferentes.
Después de estos viajes astrales, su comparecencia delante del tribunal de los dioses, y su juicio, el iniciado era verdaderamente un Osiris viviente; era un hijo de Isis, y con gozo desbordante se prosternaba ante la estatua de Maha Maya, exclamando así: "Oh, Madre celeste, diosa de la piedad, tú has borrado de mi corazón el temor a la muerte, tú has manifestado a mi alma la belleza de la vida eterna. Sé pues, bendita para y siempre". Traducirá para los ignorantes el Thorah: será el Minotauro (el thorali de Minos), el Numitor (thorah de Numa). el Manutor (la revelación de la ley de EmManú-El, de los Evangelios), y los pirfanos harán todos de estos thoralis, transformando así la enseñanza iniciática en un instrumento de despotismo.
En este momento tiene lugar la apoteosis del iniciado. Magníficamente vestido, iluminado el rostro por el conocimiento del sol inmortal, el iniciado es presentado al pueblo con todos los honores regios, los cuales lo dejan impasible: es un ser nuevo, un hombre regenerado que se presenta a la piedad da los fieles. Pero su felicidad no consiste en eso. Retirado en su celda, se pone en oración. La diosa del cielo (Isis) se le aparece y le dice: "Tú vivirás feliz y glorioso bajo mi tutela, y cuando al llegar la hora desciendas a los Infiernos, ahí también, en el hemisferio subterráneo, me verás brillante en las tinieblas del Aqueronte, gobernando el paso de la Estigia, y cuando habites en los Campos Elíseos, ahí me adorarás con una divinidad favorable. Aprende, desde ahora que si mereces nuestra protección por su culto asiduo, tu entera devoción y tu pureza inviolable, yo tengo el poder de prolongar tu vida más allá del tiempo fijado por el Destino."
Los misterios de Isis, como todas las iniciaciones antiguas y modernas, como los verdaderos misterios de la Rosa Cruz, tenían por objeto hacer del profano, un hombre nuevo. Claudio de San Martín, el "Filósofo Desconocido", ha revelado en sus libros "El Hombre de Deseo" y "El Hombre Nuevo", estos misterios, para quien quiera conocerlos.
En resumen, el cielo de los misterios de Isis, estaba formado por la preparación para el bautismo, la muerte, la resurrección del iniciado en la noche santa, la aparición de la diosa, el descenso a los infiernos y la transfiguración del iniciado en sol humano visible. A la luz de estos misterios, puede comprenderse mejor la vida de nuestro H.'. el gran iniciado: Jesús.
Como podemos darnos cuenta, la Masonería es algo más que una representación teatral de los antiguos misterios, pues se trata de una oferta o invitación que se vale del símbolo y la alegoría, para aproximarnos a una serie de conocimientos que emanan de lo mas profundo del ser humano, en donde se encuentra la verdadera luz del origen de nuestra conciencia.
Fraternalmente: M:.L:.O:. Francisco J. Bocanegra Guzmán.
Fuente:
Lo Que No Debe Ignorar El Aprendiz De Masón, Juan L. Paliza